Soy una habitación vacía, con ventana estrecha y con vistas a la pared de un patio blanco.En ella habita el amor, la locura y la risa. La enfermedad, la idiotez y el miedo.
Soy una habitación vacía, con ventana estrecha que traga la luz del día de invierno y de la noche estival. El sexo es inquilino habitual, pero no por ello dueño del inmueble.
A veces este inquilino llena la sala de cálidos vapores donde mueren los restos del día y de todas las noches. Otras hiela el ambiente de tal manera que invita a su fiesta a Indiferencia.
A veces este inquilino se ve obligado a subarrendar centímetros de la habitación a Cariño y Absenta, pero no suelen ser vecinos duraderos ni problemáticos.
Por períodos vacacionales, cuando el alma se relaja, vienen a habitar a ella Don Futuro y los sueños, una familia que más que familia es un grupo de música indie en la cresta de la ola.
Por períodos vacacionales, cuando el alma se oxigena, comparte sus paredes con restos de parejas modernas, juntamente separadas y justamente destruidas.
A veces hay luz
A veces ruido
A veces llueve
A veces hay un latido,
que sube por las paredes hasta el techo sin molduras y agrieta el yeso con profundas hendiduras.
Suele ser primavera en mí, como habitación, las flores cubren los suelos, los muebles y el colchón.
Suele haber viento, en su interior, ya que el aire no puede escapar raudo por el patio.
Es una prisión.
Soy una habitación vacía, con ventana estrecha que mira el mundo girar en la sombra de una pared de patio blanco. De flores violetas, de luz de verano, de agua de invierno en piso helado.
(Ángel Álvarez Rodríguez. Junio 2020)