Manifiesto 8M

5 de marzo de 2021 por
Fundación 26d

Nosotras las mujeres trans, bisexuales, bolleras y aliadas de la Fundación 26 de Diciembre. Las mayores, las racializadas, las migrantes, las mujeres en situación de sinhogarismo. Las personas no binarias, las asexuales, las intersexuales, las cuidadoras, las que trabajan en B, las incapacitadas judicialmente, las discas, las neurodivergentes, las abusadas, las ingresadas, las presas y las asesinadas.

 

Todas nosotras unimos hoy nuestras voces para reivindicar un 8M más diverso, libre y combativo. Que rompa con los roles de género impuestos por el cisheteropatriarcado en el que vivimos. Que luchará por la igualdad aunque nos prohíban en las calles.

 

Queremos reivindicar un 8M de sororidad y cuidados entre nosotras, las olvidadas, las marginalizadas, las que no se conforman con su cis-tema.

 

Queremos visibilizar aquellas realidades olvidadas y silenciadas, pero que están aquí y no se van a dejar callar.

 

Las mujeres mayores diversas siguen siendo las grandes invisibilizadas, no solo por la sociedad general, si no también por el propio colectivo. Es absolutamente necesario visibilizarlas y sus necesidades específicas ya que sufren una triple discriminación: por ser mujeres, por ser del colectivo LBT y por ser mayores. Se relega a la mujer diversa a un segundo plano en la vida social y pública, ignorando sus derechos y voluntad.

 

Reivindicamos que las mujeres en residencias tengan derecho a compartir el espacio con sus parejas, líos o follamigas. La sexualidad y el amor en las personas mayores existe. Las mujeres mayores tienen derecho a una vida romántica y sexual, a convivir con quien quieran y querer como quieran.

 

Exigimos que la diversidad sea parte del foco de intervención en las residencias. Los servicios sanitarios y psicosociales en residencias tienen que estar a la altura y celebrar y apoyar la diversidad afectivo-sexual. Las asociaciones, entidades e instituciones tenemos que ser parte activa de desatar las cadenas existentes, no generar unas nuevas. Somos responsables de destruir la diversofobia interiorizada.

 

Reclamamos un acceso igualitario al trabajo de todas las mujeres: las bolleras, trans y bisexuales, las migrantas y racializadas. Las discas y las mayores. Exigimos el mismo sueldo y que se reconozcan las labores de cuidado históricamente olvidadas y menospreciadas al ser realizadas por mujeres. Los cuidados también son trabajo.

 

Reclamamos que se apoye a las trabajadoras sexuales, que se les facilite el acceso a una vida digna. Las trabajadoras sexuales han sido abandonadas a merced de la pandemia, sin ayudas ni recursos y siendo criminalizadas y multadas en las calles. Ayudar a las trabajadoras sexuales no es ser paternalistas, ayudar no es prohibir ni multar ni perseguir ni estigmatizar. La sociedad las avoca a una realidad y después las criminaliza por ello.

 

Reivindicamos que se escuche a las trabajadoras sexuales, que se les de acceso a vivienda digna, a servicios sanitarios, a la seguridad social. Es necesario escuchar las necesidades de las trabajadoras sexuales atendiendo a sus historias y reclamos. Las trabajadoras sexuales trans, migrantas, racializadas y sin papeles están en especial situación de vulnerabilidad y precariedad y necesitan que las incluyamos en las carteras ministeriales y en los debates sociales. ¡Dejemos de hablar por ellas y pasemos a escucharlas!

 

 Reclamamos además que las trabajadoras sexuales sean consideradas grupo prioritario para la vacunación del COVID-19 para garantizar su protección y seguridad.

 

Asimismo, las mujeres trans necesitan que la continuidad en sus tratamientos esté garantizada. La atención sanitaria a las mujeres trans debe de ser prioritaria y de emergencia, y no puede ser sustituida por otras disciplinas.

 

Por otro lado, las mujeres trans migrantas necesitan poder cambiar su sexo en el DNI, los derechos no son sólo para las nacionales.

 

Necesitamos soluciones para las mujeres en situación de sinhogarismo. Estas mujeres sufren de precariedad, abandono y misoginia por vivir en las calles, suponiendo un grave peligro para su integridad y sus vidas. Exigimos que el Estado no mire a otro lado ante las altas cifras de violencia de género que sufren estas mujeres. No nos podemos olvidar de ellas.

 

Hay mujeres bolleras y bisexuales que sufren violencia intra-género, violencia física, económica, sexual y psicológica. Es absolutamente imprescindible investigar e intervenir sobre estas violencias invisibilizadas para garantizar la seguridad y dignidad de todas las mujeres. La violencia intra-género debe de ser reconocida en el código penal e incluida entre los tipos de violencias existentes. Sólo así podremos reconocer esta realidad y poner en marcha servicios para aquellas mujeres que la sufren.

 

Las mujeres trans tienen un paro de más del 80%, sufren grave acoso y violencia en todos los ámbitos de la vida. Es indispensable que se tomen medidas contra esto además de que se apruebe una Ley Trans Estatal que garantice la igualdad real de las personas trans.

 

La violencia de género sigue siendo un grave problema que nos atraviesa a todas las mujeres y cuyos tentáculos se esparcen a través de todos los ámbitos de la vida. Necesitamos que se pongan más medidas de protección para las mujeres que denuncian, más recursos que las apoyen a nivel legal, médico y psicológico. Más personas que señalen el maltrato cuando lo vean, más amigas, más aliadas. Más hombres que escuchan y señalan el machismo entre sus amigos. Más compromiso por parte de todes.

 

Resulta absolutamente necesario educar a las nuevas generaciones en igualdad en todas las etapas escolares y universitarias, y en todas las instituciones públicas y privadas. La responsabilidad es de todes. Familias, amigas y vecinas.

 

Necesitamos una educación sexual de calidad, que eduque en consentimiento, placer, igualdad, comunicación y diversidad. Debemos enseñar a las nuevas generaciones a cuidar y relacionarse sexualmente de forma sana. Las relaciones sexuales no sólo deben de ser consentidas, deben de ser deseadas por todas las partes.

 

Las mujeres bisexuales o mujeres diversas que se relacionan sexo-afectivamente con hombres tienen además un riesgo añadido de sufrir violencia de género por la hipersexualización que sufren. Las mujeres bisexuales sufren más violencia de género y violencia sexual que las mujeres de todas las demás orientaciones sexuales.

 

La hipersexualización de las mujeres bisexuales y los estereotipos en torno a ellas inducen a que se ignore su consentimiento y se las presione sexualmente. No es no.

 

La bisexualidad ha de ser visibilizada en más contextos que su fetichización, la bisexualidad de las mujeres no es una fantasía para los hombres. Es una identidad válida que ha de ser respetada, protegida y celebrada.

 

Este año más que nunca, con Covid-19 o sin él seguiremos combatiendo el cisheteropatriarcado. El 8M y el resto del año, con todos los obstáculos y criminalizaciones que nos pongan por el camino. El feminismo seguirá peleando por todas y cada una de nosotras todos los días del año.

 

Seremos un altavoz de aquellas que han sido silenciadas, de las que ya no están. ¡Seguiremos en la lucha! ¡Ahora y siempre, el feminismo es cosa de todes!

 

Firmado:

Bea y Silvia en representación de las mujeres de la Fundación 26 de Diciembre.

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