Transexualidad y trabajo sexual

Mónica Martín
22 de febrero de 2021 por
Fundación 26d

Son tiempos importantes para la transexualidad y los nuevos planteamientos de género. No debemos olvidar nuestros orígenes y la causa motor que provocó nuestra unión como grupo.  Las mujeres transexuales trabajadoras de sexo hemos sido el pilar básico del movimiento; prácticamente y solo desde la exclusión más dura de la calle tomamos conciencia de nuestras necesidades.  Las luchas por nuestros derechos y la de la realidad del trabajo sexual han sido en paralelo. El trabajo sexual tiene una problemática más compleja y especifica en las mujeres no transexuales que en nuestro colectivo, pero en un porcentaje mayoritario -como así lo reconoció el parlamento europeo en 1989- para el colectivo trans era su única salida laboral.

Independientemente de la posición del tema del trabajo sexual, cuya posibilidad de regulación ya se denegó en la comisión mixta de los derechos de la mujer del Congreso de los Diputados en 2007 con los votos en contra de Izquierda Unida.

Esta situación sigue muy presente en las mujeres trans, sobre todo en la población migrante. Hemos defendido a este colectivo frente a las continuas normativas municipales y juntas de distrito afectadas por toda España. Las respuestas de todos los grupos políticos que se han alternado en el poder han sido siempre la incompetencia y la desidia en dar soluciones, y siempre nos han ido arrinconando a las afueras de las ciudades y en polígonos industriales. Solo se pasaban el testigo de una legislatura a otra, y su única aportación ha sido aprobar multas que penalizan y criminalizan a las chicas. Es inaudito ver que en la actualidad la única actuación sea la de la ayuda asistencial y puntual de dar comida y preservativos. Muchas de nuestras compañeras están en la actualidad en albergues. Es incomprensible que las necesidades de este colectivo no se recojan en ningún borrador, y recuerdo que los poderes públicos están para dar soluciones a todos los ciudadanos, y no solo a los postulados ideológicos partidistas o a un sector del movimiento feminista en este tema del trabajo sexual. Por no nombrar esta realidad no deja de existir, es tan arcaica como la transexualidad. Es necesario dar un marco jurídico a este trabajo, para evitar que no tengan derechos frente a empresarios del sector y que ejerzan en entornos seguros, no en las carreteras y polígonos. Esto ya se intentó en los años 90 sin éxito: pedir una regularización con derechos y obligaciones como cualquier trabajador. La integración laboral es lenta y en tiempo de crisis mucho más.

Más grave aún es que ni siquiera se recoja que sea un grupo preferente con el tema de vacunación del COVID-19, pues ellas siguen trabajando porque no hay otra opción.  Pero la desidia administrativa sigue como siempre, no he tenido respuesta de la administración central ni autonómica frente a esta demanda. Solo saben enviar el calendario de vacunación. Están en riesgo nuestras vidas y podemos contagiar, pero valoran más sus criterios éticos. ¿cómo se puede obviar estas necesidades básicas y urgentes?  Hemos vivido el SIDA y sus secuelas y muchas compañeras han muerto. ¿Qué tendremos que ver ahora? ¿Cómo van a morir también por la pandemia? Llevamos demasiados años en disputas ideológicas y reflexiones de los movimientos feministas con este tema, pero nuestras compañeras no se merecen este abandono y olvido.  ¿Por qué este silencio reivindicativo en los colectivos? ¿No es conveniente ahora, no es electoral, puedo quedar fuera de la foto? Eso ya lo hemos escuchado mil veces. Demasiadas preguntas… llevamos más de 30 años así. Recordar que en la primera manifestación de 1978 ellas ya estaban en la calle con sus reivindicaciones.  No podemos mirar para otro lado. Es mi opinión personal y mi larga experiencia en la vida. No represento a ningún colectivo.

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