En este año tan complejo y difícil sin duda una de las grandes reflexiones que debemos hacer como sociedad es el trato y atención que hacemos y hemos hecho de las personas mayores. Todes hemos visto como miles morían en la soledad más absoluta y sin una atención y acompañamiento que les permitiera tener un final de vida digno. No nos podemos permitir esto, no se lo merecen. Aquellas personas que se han dejado la piel trabajando y luchando por nuestros derechos se merecen todo nuestro acompañamiento, cariño y atención.
Entre estas personas mayores que menciono, y otros muchos más que llevan más de un año ya resistiendo a esta pandemia, están las personas mayores de nuestro colectivo. Las personas mayores LGTBIQ+ tienen unas características específicas y propias debido a sus experiencias vitales. Recordemos, que muches de elles han sufrido las leyes represoras del Franquismo: la Ley de Vagos y Maleantes y la Ley de Peligrosidad Social. Dos leyes que persiguieron, detuvieron, vejaron, insultaron, y un largo etcétera, a las personas de nuestro colectivo. Personas resistentes y resilientes que cuando llegó la democracia fueron las primeras en ponerse de frente para conseguir los derechos que hoy disfrutamos. Entre elles, y en primera fila, las personas trans.
Este camino duro y difícil ha marcado a una generación con grandes implicaciones en áreas como la sexoafectiva, la social, la salud y la socieconómica. Diversos estudios de EEUU nos vienen a señalar que las personas LGTBIQ+ tienen más del doble de probabilidades de vivir solas, cuatro veces más probabilidades de no tener pareja y más probabilidades de sufrir depresión, ansiedad y problemas cardiovasculares. Características específicas para un colectivo minoritario que ha tenido que sufrir el rechazo, la marginación y el odio de una sociedad que ha sido cruelmente injusta.
Desde mi posición de hombre gay joven de 32 años, he reflexionado mucho sobre qué debemos cambiar y mejorar en relación a las personas mayores de nuestro colectivo. Creo que son dos los puntos que lo resumen.
Por un lado, las personas que venimos detrás tenemos que hacer guardar nuestra memoria colectiva. Debemos recoger las historias de vida y darle el lugar que se merece en la historia de nuestro colectivo. Creo que vienen años y décadas no fáciles para nuestro colectivo, y esta memoria colectiva será imprescindible para no olvidar y seguir avanzando en nuestros derechos.
Por otro lado, tenemos la obligación (sí, la obligación) de cuidar, acompañar y proteger a las personas mayores de nuestro colectivo. Sin duda, son las personas más vulnerables y las que guardan nuestra historia. Creo que hemos pasado de una época donde elles han tenido que luchar por nuestros derechos y ahora, a las generaciones que venimos detrás, nos toca mejorar la calidad de vida de nuestro colectivo. Y sin duda, el colectivo donde debemos poner el foco es el de los mayores LGTBIQ+.
Por esto, desde la Fundación 26 de Diciembre, lanzamos el estudio ‘Envejece con Orgullo’ para conocer la situación de las personas mayores LGTBIQ+ de la Comunidad de Madrid (esperemos que pronto, del Estado). Tenemos que conocer su situación, sobre todo en este momento de pandemia y crisis sanitaria, para mejorar su atención y en definitiva su calidad de vida. Con ello, hacer ver que se precisan de recursos profesionalizados y especializados de atención para nuestro colectivo. Espacios comunitarios específicos que les permitan tener un final de vida digno, pleno, feliz y con sus iguales.
A todas las personas mayores de nuestro colectivo, no estáis solxs. Por vosotres, por aquelles que ya no están, por los que se partieron la cara y dejaron la vida incluso por nuestros derechos, por las personas trans que siempre estuvieron en primera fila, por aquelles que no han tenido el derecho de tener una vida plena y feliz por una sociedad cruel, por aquelles que piensan que están solxs. No lo estáis, os lo debemos. Aquí estamos, aquí estaremos. Siempre.
Pedro Bogo es Educador Social y uno de los responsables del estudio ‘Envejece con Orgullo’